Tanto las estancias, como los pasillos y escaleras que junto con el puente peatonal Zig unen y conforman la nueva plaza Guayarte ubicada en las orillas del Rio Salado y que emana en determinado momento un aroma muy particular propia del ambiente del estero. Es un espacio que busca convertirse en el nuevo icono turístico de la ciudad pero que carece de lo "artístico". Es un icono que solo representa el poder adquisitivo y carencia de imaginación de sus creadores.
Es un símbolo carente del espíritu guayaquileño que se presenta de manera ostentosa por medio del arte moderno.
Como todo elemento posmodernista creado, carece de una adecuada infraestructura, pues en su gran mayoría está compuesto por contenedores metálicos marítimos, que cuentan con dos galerías de arte moderno y un micro-teatro que funcionan en conteiners.
Y jamás puede faltar el local de tatuajes. ¿¡Imagina lo que pasaría si no tuviéramos en Guayarte un local de tatuajes!?
En si son un esperpento moderno de 27 locales ubicados del lado de la avenida Carlos Julio Arosemena, del lado de la Universidad Católica. Aunque debo confesar que no todo es tan malo: Tienen una excelente terraza gastronómica con vista a las aguas verdes del Estero en los 25 locales abiertos sobre la Avenida Kennedy, adjunto a la Universidad de Guayaquil.
Cuenta con programación musical al pleno estilo de Wynwood ubicado en Miami y que tan solo la explanada costo alrededor de 4.000.000 de dólares. Es necesario comentar que a falta de imaginación que mejor que copiar el modelo anglosajon del norte.
En su apertura se abrió la obra de forma despampanante: fuegos artificiales, danzantes y esculturas humanas, con una pequeña feria de emprendimientos ubicada en ese momento en el Zig-Zag.
Esta obra no es más que un gusto pasajero, pues el guayaquileño tiende a ser muy novelero y como toda obra carente de lo esencial, será un mero gusto de rato que bajara con el tiempo su popularidad. Su objetivo es comercial, por lo que si quieren volver más atrayente la obra, tendrán que reinventar tarde o temprano dicho concepto. Aunque está más que claro, que el arte real no será parte de esa reinvención.